Friday, June 6, 2008

El Aliado

"...the old oracle said:
All things have two handles:
beware of the wrong one."
-Ralph Waldo Emerson


El Aliado I

El sol no brilla en Precariópolis
quizá no vuelva a ocurrir.
La criatura asoma su fétida cabeza de espanto
desde las hondas carnes de la tierra
a la superficie no menos corrupta,
tirando dos araucarias gigantescas,
antes de terminar de sacar sus hombros afuera.
Su profunda queja ensordece
las almas atribuladas de niños y mujeres
que pasean, bah ya corren, con el corazón en la boca
y la boca ahogada por la angustia y el grito, en el parque.
Un mendigo, un desterrado, un sucio y meado
mira mientras arma su cigarrillo y murmura:
El Aliado

El Aliado II

El Aliado caminaba lentamente
manteniéndose x momentos casi totalmente
afuera de la superficie y por momentos
hundido en la tierra hasta quedar solo con la cabeza afuera
de las calles, avenidas y plazas de Precariópolis.
Por donde pasaba quedaba el rastro de humores fétidos,
pero también se desprendían cosas de su cabellera,
(formada x largas tiras o cintas o cilindros flexibles
como masas de jugar, de colores verdes tornasolados o negros)
al tocar el piso esas masas viscosas devenían en niños la mayoría de las veces,
también en perros o en gaviotas.
Los niños eran tomados inmediatamente por las mujeres jóvenes
que eran parte de la multitud que poco a poco comenzó a seguirlo.
Digamos que la mayoría huían aterrorizados por su figura,
por sus aromas de ultratumba o
por los alaridos que lanzaba de vez en cuando hacia los cielos de plomo,
como exigiéndole a Dios o al universo en un angustioso y exiguo discurso.
Entonces, los que le seguían eran la escoria,
los que no tenían otra cosa que seguir y menos una esperanza o una utopía.
Eran las víctimas de las utopías.
Las lágrimas de El Aliado eran casi permanentes y al mojar la tierra,
el pasto se volvía algo más verde y la tierra se aliviaba.
Y el alivio llegaba también para las personas que se mojaban.
Los niños se divertían bajo esa lluvia de pesadas lágrimas saladas y su alegría se volvía más contagiosa.
Sin embargo yo, siendo parte de esa multitud, sentía cierta ajenidad,
molesta, como si hubiera algo que me inquietara y no pudiera
disfrutar del todo de la alegría de esos niños
y de esa conmoción absoluta que se desplazaba por las calles.
Porque no tenía la certeza de que todos estuviéramos experimentando
lo mismo y por otra cosa …
Y entonces esa espina se fue materializando en una pregunta
por negación, por absurdo.
Si estábamos con El Aliado, ¿habría un otro, El Adversario?
El Aliado III

Oh, San Felipe y Santiago
luego Muy Fiel y Reconquistadora
ahora Precariópolis al pie del Monte
(que te entregó su nombre).
Perla del Finisterre,
atalaya de Sansueña,
nunca jamás del Nunca Jamás.
Conmovida estas en tu decadente inquietud.
Tus poetas casi han muerto,
tus cantores están mudos,
tus muchachas ya no ríen.
Sólo el sordo volar de la bolsa,
el loco viaje del nylon,
el canto de algún gorrión
se yerguen sobre los edificios
que has parido para tu vanagloria.
Y las copas altas de tus árboles
te ocultan un poco tus propias heridas
tus propias escaras de la quietud mortal.

Conmovida estás por los afanosos pasos
de este príncipe que te recorre inquieto.
Ángel informe de oscuro semblante
(como todo hijo de la tierra),
porte nauseabundo e inabarcable
y luz en los ojos para que los sometidos vean.

que quedará de tí!!
que será de nosotros!!