Wednesday, August 28, 2013

Abombado
Adoquín
Alcahuete
Alma podrida
Amarrete
Arrastrado
Atorrante
Atrofiado
Babieca
Badulaque
Bala
Balín
Banana
Barriga fría
Batilana
Belinún
Begerto
Botarate
Berreta
Bichicome
Bobalicón
Bobeta
Bobo alegre
Bobo atómico
Bolas tristes
Bolas chatas
Bolsa de pedos
Botón
Bueno para nada
Buenas noches
Burro
Calavera
Camandulero
Careta
Carlitos
Cernícalo
Cortamambo
Culorroto
Chanta
Chantapufi
Chupamedias
Cretino
Degenerado
Enfermo
Facineroso
Fayuto
Forro
Fúlmine
Gandul
Ganso
Garronero
Gil
Gil a cuadros
Gil de goma
Gilún
Grasa
Grasún
Guaso
Haragán
Hinchabolas
Histérico
Huevo
Imbécil
Imbancable
Infeliz
Infumable
Inútil
Jetón
Jodedor
Jodido
Loquito
Llorón
Malandra
Malcogido
Malparido
Manguero
Manteca
Marmota
Mema
Mentecato
Mequetrefe
Mercachifle
Meterete
Muerto de hambre
Mugre
Mugriento
Mulero
Nabo
Nabo atómico
Ortiba
Otario
Pajarón
Palangana
Pánfilo
Papa frita
Papanatas
Paparulo
Papelonero
Paquero
Pasmado
Patán
Pavo
Payaso
Pazguato
Pecho frío
Pelandrún
Pendejo
Pendex
Pichi
Pollerudo
Rana
Rasca
Rata
Retardado
Reventado
Rompehuevos
Ridículo
Sabandija
Salame
Taimado
Tarado
Tarambana
Tarugo
Tarúpido
Tilingo
Tragasables
Tránsfuga
Trompeta
Tronco
Trucho
Turro
Vagoneta
Veleta
Vendehumo
Vendido
Yeta
Zampabolla
Zángano
Zanguango
Zapallo
Zaparrastroso
Zopenco
Zorete
Zorongo
Zorro

Friday, August 23, 2013

Várigui



Calculo que vendría con unas cervezas encima aliviando una resaca después de varios días, porque es lo que hago siempre para bajar de a poco.
Habíamos visto a Of Montreal en el Bowery con los croatas de abajo de casa. Después salimos para un club en el Meat Market, unas tripas, después unas bolas y al final terminé en Queens en la casa de una dominicana que resultó ser un chango. Después de eso, empieza la laguna negra.
Lo último que recuerdo es ver el reflejo de mi silueta sobre las baldosas amarillas de una estación de metro. Después vuelvo al mundo en medio de una reunión agradable y civilizada en un backyard de Brooklyn Heights.
Había lucecitas de colores entre los árboles, velas por todos lados, comida mexicana y mucha Dos Equis. No conocía absolutamente a nadie, no tenía idea de que estaba en Brooklyn.

Todo el mundo parecía muy correcto, todos parados en grupos con botellitas en las manos, conversando y sin mirar mucho a los costados. Algunas chicas estaban sentadas en sillones grandes con copas de vino blanco, muchos parecían casados, jóvenes adultos casados, algún veterano cool. Luego apareció un porro, dos o tres secas, y terminé hablando con un gallego, llegado unos tres meses atrás. Según me dijo, estudiaba “psicología moral”.
Terminamos hablando de la fauna autóctona europea, en particular de las zozobras ecológicas del oso de Bulgaria. Le pregunté, sospechándolo, si había osos en España.
“Hombre, claro. Aunque están casi extintos. Digamos que en la región pirenaica hay un grupo muy reducido”, y señaló delante de él como si fuera un parabrisas.
“Dentro de ese grupo hay una sola hembra que ya no estaría, sabes, en condiciones de reproducirse. Luego han traído algunos osos de Bulgaria a toda la zona cantábrica. Pero resulta que han construido una autopista y esto ha dividido a la comunidad, unos 150, 200 animales. Así que habría dos comunidades de cien ejemplares cada una, o una sola fragmentada que no termina de reunirse”.
Antes de empinar la cerveza, remató: “Vamos, que en España lo del oso va muy mal”.

Fui a la cocina a buscar agua.
En el camino casi me doy de frente con Isidora, la dueña de casa. Me acordaba perfectamente de ella, y me sentí más tranquilo. Yo estaba más drogado que ella, por lo menos venía de más tiempo. Y ahí en el umbral me contó toda una historia con la bandeja en la mano.
Fue al venir de Buenos Aires la última vez.

Todo venía mal, Aerolíneas Argentinas había llegado a un extremo sindical tan lamentable que disponían de un solo avión que hacía todos los vuelos, hoy a Nueva York, mañana quién sabía adónde.
Isidora había ido al aeropuerto con la promesa, nada segura, de volar en la nave de otra compañía. Esto efectivamente sucedió, al día siguiente, en Várigui. Qué suerte —pensó Isidora— por lo menos un poco más de espacio para las rodillas y una azafata capaz de sonreír con 23 músculos faciales, uno más que la azafata promedio de Aerolíneas.

El vuelo había alcanzado la ansiada estabilización y navegaba con tranquilidad rectilínea, así me lo decía Isidora, que se dedica a la literatura y es poeta. Y había asientos vacíos. Una tranquila penumbra invadía la clase turista.
Isidora se sentía en una publicidad de los años setenta, cuando las azafatas sonreían con blancura, imbuidas de ese equilibrio emocional en alturas que sólo se ve en los viejos anuncios de compañías de viaje. Mientras yo pensaba en Emanuelle, Isidora sentía que volaba hacia atrás, muchos años atrás, a un lugar de bíblicas iluminaciones.
Dos filas más adelante, del otro lado del pasillo, había dos cabezas juntas, luego otra cabeza un poco más adelante, y nada más.
Una suave turbulencia le indicó que aquella tranquilidad no iba a durar mucho.

Isidora no recuerda bien de dónde salieron, porque en ese momento empezaba a leer, con decisión, “Madame Bovary”. Supone que habrían salido de alguna fila de atrás suyo y no eliminaba la posibilidad de que hubieran salido del baño: dos tipos, uno peludo y otro pelado, de claro acento brasileño y señales inequívocas de intoxicación.
Determinar la sustancia específica era imposible, pero Isidora aventura ácido lisérgico, dada la magnitud del escándalo que ya estaba gestándose en las mentes alteradas de los brasileños.
El peludo de largas guedejas bañadas en gel simulaba hacer surf en una ola imaginaria aprovechando el movimiento lateral de la turbulencia, todo esto acompañado de un griterío destemplado. Cuando el tipo medio se cayó sobre el posabrazo de Isidora, ella le pudo sentir un olor a perfume, cigarro y transpiración que no parecía provenir de una misma persona sino de muchas, durante muchos días.
La desubicación del brasileño alertó al calvo, con dos aros enormes en cada oreja y una campera de cuero ajustada. Yo lo visualicé como un personaje arribado a la nave por teletransportación, apareciendo en la mitad del éter como una visita indeseable de otro mundo.
El pelado siguió deambulando por los pasillos un poco como mirando a ver qué había de interesante, pero en realidad deslizándose astutamente hasta el baño del fondo para encerrarse el mayor tiempo posible. No había perdido el temor al ridículo y el otro se estaba desubicando mucho.

Al hacer escala en San Pablo, el avión se convirtió en un infierno. Una multitud de brasileños invadió a los gritos, cada uno luchando por cada asiento, por cada lugar para equipaje, por cada centímetro cúbico en todo el volumen del aerobús.
Había también una delegación de unos cincuenta ¿ochenta? integrantes de una iglesia evangélica. Cada uno llevaba su nombre en un acrílico prendido en la solapa: Wanderley, Cesaria, Cacá, Hepaminondas, Hermes, María Oliveira Dos Santos de Soares Almeida, así por lo menos los íbamos inventando en nuestra conversación con Isidora.
Cree Isidora que el desencadenante fue la sensación del peludo, no del todo falsa, de haber perdido para siempre su asiento entre valijas viejas, niños tristes y viejos sin dientes.

Y el individuo sufrió el primer ataque: al llegar a su lugar se le abrieron los ojos hasta desorbitarse y, sin caer al suelo, fue inclinándose hacia el costado, un poco hacia atrás también, mirando a todo el mundo con pánico. El pobre intentaba valerse por sí mismo y empezó a caminar hacia atrás en rígida postura, semiparalizado, golpeándose con cada respaldo y buscando un lugar donde fuera posible estar a solas fuera de la horrible visión de la multitud devota, algo imposible a 13.000 metros. Cuando llegó a las cortinas entre la clase turista y la ejecutiva, empezó a cabecear epilépticamente.
La delegación pentecostal se vio advertida. De inmediato vieron en el infeliz, en sus cadenas plateadas y sus botas altas al mismo demonio apersonado, invasión que intentaron detener gritando “¡Morte al diablo! ¡Morte al diablo!”. Después se le pararon alrededor como encerrándolo, como para iniciar un exorcismo. Entonces el tipo empujó a un par de viejas que rezaban como musulmanas y huyó entre las cortinas de la ejecutiva.
Pobre Isidora, intentó continuar con Madame Bovary. Pero el peludo apareció de pronto por el otro pasillo. Había llegado hasta primera, y había pegado la vuelta por el otro corredor.
Iba agarrándose la garganta como si se hubiera atorado con algo. Respiraba con ruido, miraba todo de costado temiendo el encuentro con una hormiga. Y así siguió caminando durante bastante tiempo entrando por un corredor, llegando a primera, saliendo por el otro corredor hasta el final del avión y pasando al otro corredor por atrás de la cocina de las azafatas. Era como un hamster a las tres de la mañana.
En una de las tantas vueltas quedó detrás de una azafata. Ambos desaparecieron en el fondo. Al rato, el tipo volvió con una bandeja de frango con arroz.

Sin poder pasar de la segunda línea de Mme Bovary, Isidora interrumpió la lectura para ir al baño.
Cuando volvió, se encontró con un extraño líquido de verde opalescencia derramado sobre el respaldo del asiento. Entonces fue hasta el fondo del avión a pedir asistencia. Se encontró con una azafata recostada contra la máquina de café que se negaba a salir de su cubículo, aterrada ante la posibilidad de encontrarse cara a cara con el norteño. Atontada, sólo alcanzaba a repetir: “¡Qué situaçao! ¡Que situaçao!”.

El peludo volvió a aparecer por el corredor. Sin embargo, esta vez llegó con una expresión completamente diferente. Iba excitado y alegre, como al borde del éxtasis. Mientras señalaba para atrás con las dos manos gritaba: “¡O Rei!, ¡O Rei!, ¡O Reeeeiiiiiiii!”.
Entonces detrás suyo, de entre las cortinas, apareció, efectivamente, el mismísimo Edson Arantes do Nascimento, Pelé, con gran despliegue de juventud a pesar de los años, recuerda Isidora. Lo iba llevando al fondo al peludo con sonrisa muy diplomática más para enfrentar a la multitud que al pobre infeliz. Al borde de la desesperación, la tripulación había pedido ayuda al ídolo que Dios había puesto en el avión.
Después de sentarlo en unos asientos del fondo, O Rei estuvo hablándole por espacio de 15 minutos. El drogado no acreditaba lo que veían sus ojos y los brasileños, incluidos los religiosos pentecostales, tampoco, y disparaban flashes sin compasión. Esto fastidió a Pelé, quien se retiró ante la ovación general dejando al desgraciado ahí sentado, completamente solo, aterrado de los flashes como un perro en año nuevo.
Pasajeros y tripulación olvidaron completamente al pasajero incluso cuando cayó al piso en convulsiones. Resultaba tan lastimoso todo que, al final, un grupo se acercó a ver qué pasaba, como para ayudar. Pero una de las misioneras evangélicas se le paró en el medio y elevando su índice al cielo conminó, con voz vibrante, a apartarse de aquel portador de la peste, quien empezaba a vomitar débilmente.
El hombre logró arrastrase hasta perderse detrás de la cortinas, rumbo a primera seguramente, en busca del alivio que sólo O Rei podía ofrecerle. Pero a los diez minutos, volvió gritando desaforadamente, inmovilizado con esposas por cuatro individuos de la tripulación, entre ellos el piloto y el copiloto, según el número de rayas doradas en las mangas. Todo estaba a cargo del piloto automático.
Jeringa en mano, una azafata atravesó el corredor bajo silbidos, aplausos y más flashes.
Entonces el pelado hizo acto de presencia, perfectamente sobrio y dueño de sus actos. Se acercó a la mujer e impidió que el cóctel de drogas ingerido en la víspera por el inconsciente se transformara en un cóctel letal. Mientras procedía a calmar al idiota, la nave aterrizaba de emergencia en Belén.

“Te das cuenta”, le decía yo, “nunca nadie va a dar crédito a la anécdota de este individuo. Treinta minutos en el cielo hablando con Pelé y nadie le va a creer”.
“Sí, y te das cuenta”, me decía ella, “haber atravesado semejante situación para que nadie me diera pelota a mí. ¡A la semana tiraron las torres gemelas!”.

Días después de la fiesta, Isidora navegó en Internet y encontró este artículo, que me mandó. Fue el único testimonio:

SINDICATO DEFENDE PUNIÇAO MAIOR PARA PASSAGEIRO INCONVENIENTE

“O problema com passageiros inconvenientes voltou os manchetes desde a divulgaçao do caso envolvendo o ator da Rede Globo, Andre Goncalves. Na segunda-feira, o rapaz teve um ataque nervoso durante un vóo de Varig que ia de Sao Paulo a Nova York (EUA). Goncalves agrediu passageiros e comissarios. O comandante decididu parar a aeronave no Aeroporto de Belem (PA) para expulsar o passageiro. Com isso, o vóo, que entre outras pessoas famosas levava o exjogador de futebol Pele, e a atriz Luana Piovani, atrasou em cerca de uma hora”.

Thursday, August 22, 2013

Presagios de UR


This Video Proves The Uncanny Valley Is In Hell


parametric expression from mike pelletier on Vimeo.
a study of quantified emotion

music: Colleen - I Was Deep in A Dream and Didn't Know It. (http://colleenplays.org/)

Showcased in collaboration with Subbacultcha! x Pllant / Marieke van Helden
The music & culture platform Subbacultcha! and Pllant / Marieke van Helden extended their exploration of talent to the visual realm, merging musical performances with the visual expressions of local artists into full experiential environments.

y también


Puppy-Babies: The Ultimate In Cute, Or The Stuff Of Nightmares?




Wednesday, August 21, 2013

Thursday, August 15, 2013

milonguita

Como una invocación del post anterior llegó esto a mis manos. En la feria de Piedras Blancas, el domingo pasado compré por $50 un libro de paisajismo que, en una hoja Tabaré suelta, tenía estas letras miserables.
Las comparto con nuestro distinguido público, especialmente con el Sensei Matsumura para su enjundioso análisis
Salud a la barra!



MILONGUITA DE LACONCHADETUMADRE


a Yasmín que tanto amé                                                             

estaba tan enamorado de vos
que se me caía el or to
la pija me hacía "pío-pío"
y las amígdalas "antón piruler oh"

estaba tan entregado
a la locura de tus bovinos ojos
que me quedaba chupando tus rodillas hasta tardísimo
en el pallier del edificio
donde jugábamos al "veo-veo"

Estribillo:
ay amor, que dolor produces en mi alma
y me ataco de asma
y me voy a moriiiir
ay amor que locura esta pena
me vuelvo loco nena
tragando mucho vidrio
no quiero mas viviiir

vos bailabas reggetón
yo tocaba el bandoneón
juntos eramos una banda
salpicando las orillas
de este charquito cruel

chiquiliiiines, 
que lindo que era aquello
en un paisaje bello
alisarle el cabello
untándole paté eh

estribillo

íbamos, de compras a la unión
yo tejía mi ilusión
viéndote sonreír ir
con tus dien
con tus dientes inmensos
y esa boca infinita
donde tanto acabé éh

yo quería un hogar
también quería garchar
cuando estabas planchan do
y cogién cogiéndonos así
podríamos construir
la paz del corazón on

estribillo

pero pu 
eras demasiado puta
y no pude tolerar
cu ando
llegando del laburo
le chupabas las bolas 
al perro callejero
que junte la otra noche
para tu compañí ah

que bien, que bien
lo aprovechaste al mango
te importaba un carajo
lo que yo sentirí ah
y mirán
mirándome caliente
me levantaste el culo 
prometiendo una orgí ah!

no no no
laconchadetumadre
- es mejor que la tuya -
juntate tus petates
los ayres huelen feo
mejor tomatelas as

asco me das
después que te recuerdo
haciéndome unas pajas
en el dulce arrabal
y olé.

Anónim oh


y a propósito




y de yapa




Wednesday, August 14, 2013

con Suelo



Mas de XXI siglos desde que Catulo escribiera, en Roma, el poema que sigue, pero podría haber sido hoy.
La mano maestra de Ernesto Cardenal para traerlo, con técnica e intuición brillantes, un trabajo de midrash, una exégesis que nos permite leer y comprender ahora.
Y el amor torrencial por Lesbia, que en verdad sería Clodia : "... la de grandes ojos de vaca, (que) murió al recibir repetidas puñaladas en un lupanar. Su cadáver, con párpados abiertos, fue lanzado a las aguas del Tíber."
Lesbia me evoca naturalmente a Pasifae uno de los nombres de la Luna  y su terrible deseo y ardid de ternera, que diera como fruto al Minotauro.
Unidas por el avatar bovino.

Yo diría:
No más palabras a Lesbia amigos Catulo, Ernesto,
mas que suficientes hay para revelar el mórbido misterio.
Fabulosas hembras habrá, para verbo y reptante metáfora
y mas aún: el Latido hondo, el Impulso azul y el Fuego.
Más vino!

Profundo agradecimiento a sus palabras, al fin:

"Si es un consuelo para el hombre recordar
las buenas acciones pasadas, y pensar
que uno fue bueno, y que uno ha tenido
un buen corazón, y que fue sincero,
muchos goces tendrás en tu vida, Catulo,
y aun cuando fuera muy larga tu vida,
gracias a este amor tuyo no correspondido.
Porque todo lo que uno pudiera hacer
o decir, ya lo hiciste y lo dijiste tú,
y sin recompensa, porque fue para un corazón ingrato.
¿Entonces por qué te atormentas todavía?
¿Por qué no renuncias a ella de una vez?
Los dioses no quieren tu tristeza.
¿Que es difícil dejar de pronto un largo amor?
Es difícil…Pero tienes que hacerlo, sea como sea.
Es de vida o muerte. Tienes que ganar.
Lo tienes que hacer, puedas o no puedas.
Oh dioses, si sois misericordiosos, o si alguna vez
socorristeis a alguien en peligro de muerte,
tened misericordia de mí, y si yo le fui fiel,
libradme de este contagio, de esta peste,
que invadió como un letargo mis articulaciones,
y expulsó de mi corazón todas las alegrías.
Ya ni siquiera os pido que me corresponda,
y menos todavía (puesto que eso es imposible)
que me sea fiel. Sólo pido curarme de esta fiebre maligna.
¡Concedédmelo en premio de mi corazón fervoroso!"



Salud!!!

(aunque nadie sea inocente)






Friday, August 9, 2013

a lo alto de un adoquín

Prescindido Uno, aquí, en la Bahía de los Monstruos
ovillado fumando en el cordón de la vereda, 
mendigando calor al solcito de una mañana de agosto
o abrigo a los troncos altos, serpenteando al cielo, 

por calmar

un corazón de mil filos astillando las entrañas 
y la mirada oscura de los vicarios de la angustia 
que no ocultan maridajes perversos con las sobrinas del asco

ahogar todo

en la bocanada profunda
que pasa voluptuosa la garganta
al pulmón, a los alvéolos, a la sangre
que corre como una loca enamorada.

Mientras en Buenosayres hay unos hijosdeputa tremebundos
y unas almas tiernas que se curan con barro y virgencitas.

Todo esto lo soñó ella, estas avenidas y callecitas
aquellas murallas añoradas, el cerro y la Bahía de los Monstruos
esta ternura de las 9 de la mañana
con el sol filtrando rayos calentitos entre las copas de Plátanos y Tipas
y la mujer barriendo algunas hojas y amontonando al costadito del cordón para quemarlas
para llevar el aroma crujiente del invierno y humo gris a todo el barrio
soñó esto, pequeño, soleado, playeado, para mirarlo como a un juguete querido y lagrimear

Y si no lo soñó esa perra, nacida para servir a Lima, al Altiplano
y para juntar Lodo y gente del Paraná Guazú y Asunción; las praderas y las selvas, el pantanal, las cataratas, el chaco y toda la entraña cobriza y roja del continente
lo debe haber hecho un Dios idiota o mejor: Nadie.


Entonces yo digo, parado y sin lastre en este adoquín a mone_video:   
que habría que preñarla bien y llenarla de gente
y de Lapachos Rosados por todos lados
violarla de colores furiosos y de ganas
y mandarla bien a laputaqueteparió

chan
chan






Thursday, August 8, 2013

Wednesday, August 7, 2013