Friday, February 25, 2011



Baby trashes bar
in Las Palmas


Saturday, February 19, 2011

POR LA VEREDA DE DIVISION ST.


Era una mañana cristalina como la verdad. Las altas catedrales de las nubes se alzaban sobre el celeste que invadía de incandescencia el universo. Puedo recordar el desborde de antigua alegría al ras de la memoria, nada más era necesario, todo era una continuación entre el cuerpo y el aire bajo los castaños gigantes de Knighton Drive.
Pude haberme quedado a vivir en esa esquina por todos los años que me quedaban. Pero hay vidas que se empecinan en volver a empezar.

Al llegar a Division St. doblé sin pensarlo, guiado por el trazo implacable del Sol en mi signo. Por eso no evité la sucesión de slums y los planchas mexicanos y los white trash pura cepa, incluso a esa hora de la mañana, cuando Kirón desaparece en el aire y cae en la bahía como una ballena transparente revelando todo lo herido por curar.

En un costado y adelante, una trola de pelo naranja me esperaba acodada en la baranda de un porche podrido al lado de una bandera gringa y mugrienta. Me había visto antes de que la viera a ella en la calle silenciosa, yo era un personaje mucho más extraño en aquel lugar. Pero no tenía ninguna curiosidad por hablarle ni escucharla, aunque le adivinara un mundo poblado de anécdotas sabias y profundas y brutales que bien habrían alimentado de verosímil fantasía a mis relatos.
Las cosas no suceden como ni cuando queremos. Porque con voz chispeante me dijo, cuando me tuvo al lado:

-Hey sucker, are you lonely?

Algo se rompió en mí o volvió a romperse lo que pensé que estaba reparado o, no sé, estamos hechos de un material misterioso.
Como si no hubiera pasado nada, bajé la cabeza y la miré apenas, pero mi reverencia le importó una mierda, porque al avanzar yo unos pasos más, se contestó:

-Well, that´s all right. You don´t have to say anything.

Y subiendo más la voz, gritando casi:

-I can always tell when you lost something big, I mean something really big.

Entonces me paré donde estaba, di media vuelta y le respondí como pude:

-Well, we all did.

Pero ella ya no me miraba, se miraba las uñas sin dejar de masticar el chicle con una sonrisa ausente.

Al llegar a Canal St doblé hacia el canal y sentí el viento que llegaba desde el río, silencioso y casi frío.
Antes de bajar al muelle, ya lo había decidido: no debía volver por un buen tiempo a Shiny Town sino dirigirme y permanecer un tiempo en Introspecta, la alta isla, a medio camino entre Simple Minds y Tu Luz Sur Mer. Estaba seguro de que los chacales de la entrada iban a dejarme pasar al medir con sus instrumentos el tamaño de mi corazón.
Encendí motores y mientras esperaba a que las hélices alcanzaran la velocidad de despegue, anoté en la libreta del tablero lo que debía hacer en el tiempo en que estuviera en Introspecta:

-beber el agua de la verdad
-jugar a la escoba de 15 con Grand Gurú
-buscar tus ojos en mi mente y verme
-pedirle a Lobo López que me enseñe a atacar sin hacer daño
-trepar a la Gran Roca de la Congregación de los Fieles a Sí para gritarles a todos (y a mí) que todo lo demás me chupa un huevo.

Cerré la bitácora, llevé el hidroavión hasta el medio del canal y fui acelerando sin apuro, hasta que los flotadores despegaron del mar dejando atrás una lluvia tenue e inclinada.



Wednesday, February 9, 2011

sincretismo


Esto es un programa
para hacer mas razonable, soportable, agradable, disfrutable
la circulación, el estar en la ciudad.


va por acá.
en adelante en el sitio original http://www.streetfilms.org
saldran 10 capítulos de esta serie.

para abrir nuestros corazones endurecidos
a las señales de los tiempos
oramos a Santa Barbara - Changó


viva Cuba!
todos somos animales tropicales



Wednesday, February 2, 2011

despreciables ?


"Henry Pirenne, el gran historiador económico belga, describe en Medieval Cities a los mercaderes del siglo X que comerciaban en materias primas del norte y occidente europeos -pieles, lana, estaño, pescado salado, cuero y los bienes preciosos de Oriente infiltrados a través de Venecia. Los mercaderes, según Pirenne, vivían en una "peligrosa y arriesgada existencia". Supone procedían de la multitud de vagabundos que se amontonan a todo lo largo y ancho de la sociedad, viviendo diariamente de las limosnas de los monasterios, alquilándose en los tiempos más difíciles, alistándose en el ejército en tiempo de guerra, y no renunciando ni a la rapiña ni al pillaje cuando se presentara la ocasión. Entre esta multitud de aventureros errantes han de buscarse, sin duda, los primeros adeptos al comercio.
En los mugrientos y pequeños campamentos de los cruces de caminos y en los puertos donde estos vagabundos descansaban, oían noticias, traficaban y formaban sus caravanas o flotillas para la próxima empresa; debía haber muchos otros, del mismo tipo, que no se hicieron mercaderes. Habrían sido estos, fugitivos, desarraigados y gente hambrienta que preferían probar fortuna donde parecían estar sucediendo cosas nuevas, en lugar de perecer pasivamente en una tierra que se negaba sustentarles."

"La economía de las ciudades", 1969, Jane Jacobs.