
Empecé escribiendo una respuesta a agustín y terminé en esto.
2008: mal año para el indie-folk-alt-country-etc, es decir sin grandes discos.
Creo que la razón es que estuvimos mal acostumbrados todo este tiempo, varias obras maestras por año durante diez años. No voy a hacer una selección de la década, no es el momento.
Seguramente sigamos escuchando lo producido hasta ahora durante diez años más, por lo menos en lo personal.
Volviendo al 2008, dos hipótesis.
La primera, la escasez es producto de la casualidad.
La segunda, el fin de la era Bush. Durante ese tiempo, la música norteamericana buscó en sus raíces para comprender cómo llegaron a ese engendro y encontró mucho.
En todo ese viaje, salvo excepciones, ni un solo “impeach the president”, ni una sola frase hecha, ni una sola guiñada populista o complaciente. Por eso la mejor música sigue viniendo de ahí.
Howe Gelb sacó un disco de piano para su tetralogía de jazz —en mi caso el jazz lo dejo para después de los sesenta— además de ProVisions, un disco sin ninguna sorpresa, salvo que siempre agarra por el camino que menos esperamos. ¿Cuál era el camino que esperábamos? Después de la perfección de Sno angel like you era el momento en que debió haberse vuelto conocido, dar el salto. No lo hizo, por suerte y por gracia de su lucidez, inteligencia y modestia. Gracias Howe por no querer ser famoso.
Lucinda Williams de este año un bodrio.
Death Cab for Cutie, un caso similar al de Gelb, salvando las distancias. Volvieron a su paisaje característico, a abrevar de su propio sonido del que se alejaron en el fallido Plans, una concesión consciente que no llegó al cinismo, pero sí a la vacuidad. Narrow stairs es monótono, pero no para sus fans, porque recupera el poder y la densidad perdidos. Les agradezco también por haber fracasado en su acceso al salón de la fama. “I will posses your heart” uno de los grandes temas del año.
El último de Calexico, una de las grandes bandas del pop folk. Miran ahora a la cultura musical chilena, muy raro. Sólo un disco más en su prolífica carrera, ni me acuerdo del título. Pero no se les puede reprochar nada. Me parece ver, también, una decisión de no moverse del lugar, de ir en contra de la novedad.
Esto es interesante, desde que hay una tendencia a dar vida a cualquiera que suene a “distinto”, que en el fondo es lo más parecido a todo: los campesinos, fucked up y otras bandas con muy malos nombres. Qué malos son los críticos de Pitchfork por dios.
Los Hold Steady casi me gustaron este año, pero tampoco llegaron.
Por otra parte, al género no le va mal el quedarse quieto. Toda mirada folk no deja de ser, en el fondo, una mirada conservadora donde las tradiciones pueden ser reinterpretadas hasta cierto punto.
For Emma forever ago de Bon Iver es monótono, pero está bien, algo empalagoso pero quizá de lo mejor dadas las circunstancias. Escuchándolo más de cinco veces, detrás de ese folk en falsete hay unos desvíos soul y gospel muy interesantes.
Me interesan los vasos comunicantes entre el folk y el african-american. El blues es uno. Otro es el viejo Ry Cooder, que había detectado la conexión digamos más antropológicamente.
Los sonados The Grand Archives no están mal, pero todo el disco es como una deconstrucción de un solo tema de los Teenage Fanclub. La referencia es buena.
Me recomendaron Oracular spectacular de MGMT, pero no me movió un pelo, un témpano.
En el último de Stereolab, los tipos están iguales a sí mismos, pero justo era lo que sabían hacer mejor. Y no son del palo.
Me habían hablado mucho de Shearwater. Rook está bien, pero es tan tan parecido a Mark Hollis que hace un mes que volví a Mark Hollis y no salgo.
Portishead también monótono, pero siempre fueron monótonos y amargos y nunca me gustaron. Y tampoco son del palo.
“Need” de Brooklyn Funk Essentials es un tema muy bueno para el verano. Y aunque tampoco son del palo, planteo una predicción.
Después del resurgimiento de la movida folk van a surgir cientos de bandas y solistas folk de cuarta, mientras la renovación podrá venir desde el african-american, porque habrá una reflexión sobre qué es ser african-american en USA después del presidente american-african barak hussein obama.
Veremos qué nos depara el ip-op.
Entonces soy menos estricto y voy unos meses atrás de 2008 y un mes después de 2008 para incluir grandes obras.
La primera, Trouble in dreams del gran Dan Bejar, otra cuenta en su collar. Qué puedo decir que no haya dicho, gran disco, gran músico, gran poeta, un guía ético y estético, un faro artístico, una bahía espiritual.
De octubre 2007, North Star Deserter de Vic Chesnutt.
El tipo nunca me convencía del todo, pero este disco es un viento fuerte y pesado. Un gran disco para un gran invierno, descarga de energía para corazones destrozados.
Un mes después del 31, el gran AC Newman en su segundo solista, Get guilty, también perfecto, sin fallas, más new pornographers que el anterior, la misma melancolía disfrazada de diversión.
Olvidaba imperdonablemente al hermoso Lookout mountain, Lookout sea de Silver Jews del renacido Berman, que ha tenido la delicadeza de sobrevivir a su talento, más brillante y diáfano esta vez, más pop quizá, con inusitado acompañamiento vocal femenino.
Neko Case y Clem Snide anunciaron para febrero, ya deben estar colgados por ahí.
Descubrimientos y redescubrimientos:
All things must pass de Harrison, el disco de un hombre liberado.
Sly and the family stone, principalmente la faceta instrumental.
Yellow magic orchestra, cuántos ochentas levantaron de aquí, o ellos levantaron de todos al mismo tiempo.
Nashville skyline de Dylan, “Un beso y una flor” de Leo Dan es un plagio bastante obvio de "One more night".
Sad songs for dirty lovers de The National, un disco de la reputa madre.
The Travelling Wilburys.
El gran Chris Isaak (muy bueno para el verano).
Booker T & the MG’s.
Fred Neil.
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foto: carro de chorizos frente a la comisaría de La Floresta
2008: mal año para el indie-folk-alt-country-etc, es decir sin grandes discos.
Creo que la razón es que estuvimos mal acostumbrados todo este tiempo, varias obras maestras por año durante diez años. No voy a hacer una selección de la década, no es el momento.
Seguramente sigamos escuchando lo producido hasta ahora durante diez años más, por lo menos en lo personal.
Volviendo al 2008, dos hipótesis.
La primera, la escasez es producto de la casualidad.
La segunda, el fin de la era Bush. Durante ese tiempo, la música norteamericana buscó en sus raíces para comprender cómo llegaron a ese engendro y encontró mucho.
En todo ese viaje, salvo excepciones, ni un solo “impeach the president”, ni una sola frase hecha, ni una sola guiñada populista o complaciente. Por eso la mejor música sigue viniendo de ahí.
Howe Gelb sacó un disco de piano para su tetralogía de jazz —en mi caso el jazz lo dejo para después de los sesenta— además de ProVisions, un disco sin ninguna sorpresa, salvo que siempre agarra por el camino que menos esperamos. ¿Cuál era el camino que esperábamos? Después de la perfección de Sno angel like you era el momento en que debió haberse vuelto conocido, dar el salto. No lo hizo, por suerte y por gracia de su lucidez, inteligencia y modestia. Gracias Howe por no querer ser famoso.
Lucinda Williams de este año un bodrio.
Death Cab for Cutie, un caso similar al de Gelb, salvando las distancias. Volvieron a su paisaje característico, a abrevar de su propio sonido del que se alejaron en el fallido Plans, una concesión consciente que no llegó al cinismo, pero sí a la vacuidad. Narrow stairs es monótono, pero no para sus fans, porque recupera el poder y la densidad perdidos. Les agradezco también por haber fracasado en su acceso al salón de la fama. “I will posses your heart” uno de los grandes temas del año.
El último de Calexico, una de las grandes bandas del pop folk. Miran ahora a la cultura musical chilena, muy raro. Sólo un disco más en su prolífica carrera, ni me acuerdo del título. Pero no se les puede reprochar nada. Me parece ver, también, una decisión de no moverse del lugar, de ir en contra de la novedad.
Esto es interesante, desde que hay una tendencia a dar vida a cualquiera que suene a “distinto”, que en el fondo es lo más parecido a todo: los campesinos, fucked up y otras bandas con muy malos nombres. Qué malos son los críticos de Pitchfork por dios.
Los Hold Steady casi me gustaron este año, pero tampoco llegaron.
Por otra parte, al género no le va mal el quedarse quieto. Toda mirada folk no deja de ser, en el fondo, una mirada conservadora donde las tradiciones pueden ser reinterpretadas hasta cierto punto.
For Emma forever ago de Bon Iver es monótono, pero está bien, algo empalagoso pero quizá de lo mejor dadas las circunstancias. Escuchándolo más de cinco veces, detrás de ese folk en falsete hay unos desvíos soul y gospel muy interesantes.
Me interesan los vasos comunicantes entre el folk y el african-american. El blues es uno. Otro es el viejo Ry Cooder, que había detectado la conexión digamos más antropológicamente.
Los sonados The Grand Archives no están mal, pero todo el disco es como una deconstrucción de un solo tema de los Teenage Fanclub. La referencia es buena.
Me recomendaron Oracular spectacular de MGMT, pero no me movió un pelo, un témpano.
En el último de Stereolab, los tipos están iguales a sí mismos, pero justo era lo que sabían hacer mejor. Y no son del palo.
Me habían hablado mucho de Shearwater. Rook está bien, pero es tan tan parecido a Mark Hollis que hace un mes que volví a Mark Hollis y no salgo.
Portishead también monótono, pero siempre fueron monótonos y amargos y nunca me gustaron. Y tampoco son del palo.
“Need” de Brooklyn Funk Essentials es un tema muy bueno para el verano. Y aunque tampoco son del palo, planteo una predicción.
Después del resurgimiento de la movida folk van a surgir cientos de bandas y solistas folk de cuarta, mientras la renovación podrá venir desde el african-american, porque habrá una reflexión sobre qué es ser african-american en USA después del presidente american-african barak hussein obama.
Veremos qué nos depara el ip-op.
Entonces soy menos estricto y voy unos meses atrás de 2008 y un mes después de 2008 para incluir grandes obras.
La primera, Trouble in dreams del gran Dan Bejar, otra cuenta en su collar. Qué puedo decir que no haya dicho, gran disco, gran músico, gran poeta, un guía ético y estético, un faro artístico, una bahía espiritual.
De octubre 2007, North Star Deserter de Vic Chesnutt.
El tipo nunca me convencía del todo, pero este disco es un viento fuerte y pesado. Un gran disco para un gran invierno, descarga de energía para corazones destrozados.
Un mes después del 31, el gran AC Newman en su segundo solista, Get guilty, también perfecto, sin fallas, más new pornographers que el anterior, la misma melancolía disfrazada de diversión.
Olvidaba imperdonablemente al hermoso Lookout mountain, Lookout sea de Silver Jews del renacido Berman, que ha tenido la delicadeza de sobrevivir a su talento, más brillante y diáfano esta vez, más pop quizá, con inusitado acompañamiento vocal femenino.
Neko Case y Clem Snide anunciaron para febrero, ya deben estar colgados por ahí.
Descubrimientos y redescubrimientos:
All things must pass de Harrison, el disco de un hombre liberado.
Sly and the family stone, principalmente la faceta instrumental.
Yellow magic orchestra, cuántos ochentas levantaron de aquí, o ellos levantaron de todos al mismo tiempo.
Nashville skyline de Dylan, “Un beso y una flor” de Leo Dan es un plagio bastante obvio de "One more night".
Sad songs for dirty lovers de The National, un disco de la reputa madre.
The Travelling Wilburys.
El gran Chris Isaak (muy bueno para el verano).
Booker T & the MG’s.
Fred Neil.
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foto: carro de chorizos frente a la comisaría de La Floresta