El alcohol empañaba los vidrios
más altos de la catedral
tatuada en el hombro de la colina
y un nombre quebraba
una cruz de piedra tallada
por el graznido de un cuervo.
Vimos gallos de oro
vimos vidrios de hielo
vimos iglesias enanas y zorros de yodo
velando a la distancia
entre ciudades bombardeadas
y castillos naciendo
para el cuento
que hoy lees a una niña
para conciliarle el sueño con el alma.
De todo esto se forjaron las generaciones,
de todo esto se alimentó el tiempo
de aquella larga noche insomne
a la que siguió otra y otra
separadas por nosotros
ídolos tallados con los ojos abiertos
para nunca dejar de verlo todo.
¿Cuál fue, cual será nuestra tribu?
1 comment:
Un Buen poema
para empezar un
Buen Año.
Impecable.
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