—Este tipo dice que no se necesita de grandes experiencias en la vida para escribir bien. También está en contra de las drogas en la creación, porque dice que te bloquean. Que todo estupefaciente es bloqueo creativo. Que no fluís. Punto.
—Nada que ver. Es una idea completamente moral sobre el arte, es vomitivo.
—Pero si no fuera moral, ¿qué sería entonces? El arte...
—No sigas. Otra vez no.
—¿La pudrí?
—Sí.
—Nada que ver. Es una idea completamente moral sobre el arte, es vomitivo.
—Pero si no fuera moral, ¿qué sería entonces? El arte...
—No sigas. Otra vez no.
—¿La pudrí?
—Sí.
---
—Bueno, te puedo contar algo que me pasó. Hace unos días, cuando venía del laundry.
—Preferentemente voy los jueves. Así tengo ropa limpia para el fin de semana: desde l viernes hasta el picnic del domingo. A Estela y a mí nos gustan mucho los picnics. A mí me gusta jugar al freesbee. ¿Jugás al freesbee?
—No.
—Bueno, yo venía subiendo la escalera del laundry. Cuando voy saliendo, con la cabeza a la altura de la vereda pasa un negro y me da vuelta la cara de una patada, de punta, de botas el tipo. Completamente involuntario, pero me dio vuelta la cara, me hizo un corte afuera y también adentro de la boca, jodido. ¿Habrá un Rite Aid por acá?
—Creo que a dos cuadras.
—El tipo no sabía qué hacer. Y se ve que era buena gente, porque estaba realmente mal, pálido. Se sentía tan mal que me hizo pensar que el imbécil había sido yo, por haberle puesto la cara a la altura de los pies, imaginate. Me decía “sorry man, sorry much, man”. Todo bien, le dije. ¿Qué le iba a decir?
—¿Entonces?
—Entonces nada. Eso.
—Pensé que ibas a seguir.
—Bueno, sí. Antes me había pasado algo parecido. Porque es curioso como se repiten algunas cosas, como un patrón ¿no? Los mayas por ejemplo...
—No.
—Bueno, yo venía subiendo la escalera del laundry. Cuando voy saliendo, con la cabeza a la altura de la vereda pasa un negro y me da vuelta la cara de una patada, de punta, de botas el tipo. Completamente involuntario, pero me dio vuelta la cara, me hizo un corte afuera y también adentro de la boca, jodido. ¿Habrá un Rite Aid por acá?
—Creo que a dos cuadras.
—El tipo no sabía qué hacer. Y se ve que era buena gente, porque estaba realmente mal, pálido. Se sentía tan mal que me hizo pensar que el imbécil había sido yo, por haberle puesto la cara a la altura de los pies, imaginate. Me decía “sorry man, sorry much, man”. Todo bien, le dije. ¿Qué le iba a decir?
—¿Entonces?
—Entonces nada. Eso.
—Pensé que ibas a seguir.
—Bueno, sí. Antes me había pasado algo parecido. Porque es curioso como se repiten algunas cosas, como un patrón ¿no? Los mayas por ejemplo...
---
—Bueno. Estaba nadando en una piscina de cincuenta metros. Esto era en 1993 y esa piscina ya no existe hoy, era la única de ese tamaño. Yo venía en crawl tranquilo, en la pileta 35. No 35 de crawl. Porque empiezo con 10 pecho, después 10 crawl, despues 10 espalda, despues 10 crawl de nuevo y al final 10 pecho de nuevo. Estaba en un gran momento, casi de relajación, de inercia propiamente. Y de repente me choco, muy pero muy fuerte, más fuerte que contra una pared. Un tipo venía pasando a otro y nos dimos de frente, con las cabezas. Es cierto, el vapor no dejaba ver, apenas un metro más adelante, dos quizás. Es increíble nadar bajo esa niebla... ¿Nunca fuiste a una piscina así? ¿Toda tapada de niebla?
—...
—Bueno, le dije que el error había sido de él. Y el tipo se sentía mal y no sabía qué hacer. Y el otro, el amigo de él, lo puteaba mal. Todos intentando flotar. El tipo reconocía su error, me decía: perdoname, perdoname por favor. Parecía buena gente y seguramente lo era. ¿Qué más le podía decir? No podía putearlo, ni se me ocurría. Pero entonces resulta que dos buenos tipos me partieron la cabeza dos veces y yo no hice nada, porque me parecieron buena gente.
—¿Te parecieron? ¿Entonces no eran?
—Creo que sí. Lo que quiero decir es esto: es increíble que dos buenas personas, o una, le pueda cagar la vida a otra y sea inocente. ¿No te parece horrible, no te parece que está mal?
—...
—Bueno, le dije que el error había sido de él. Y el tipo se sentía mal y no sabía qué hacer. Y el otro, el amigo de él, lo puteaba mal. Todos intentando flotar. El tipo reconocía su error, me decía: perdoname, perdoname por favor. Parecía buena gente y seguramente lo era. ¿Qué más le podía decir? No podía putearlo, ni se me ocurría. Pero entonces resulta que dos buenos tipos me partieron la cabeza dos veces y yo no hice nada, porque me parecieron buena gente.
—¿Te parecieron? ¿Entonces no eran?
—Creo que sí. Lo que quiero decir es esto: es increíble que dos buenas personas, o una, le pueda cagar la vida a otra y sea inocente. ¿No te parece horrible, no te parece que está mal?
---
—Perdoname, pero ¿qué estamos escuchando?
—Teenage Fan Club.
—Mal nombre, ¿no? Suenan mejor que el nombre que tienen.
—El nombre no es nada. Fines de los 80. Siguen sacando discos. Glasgow creo. ¿Conocés Glasgow?
—Glasgow no. Pero conozco Liverpool. Deben ser parecidas. Y Blackpool.
—Bueno, todo el mundo debería conocer Blackpool.
—Conocerla sí. Pero volver...
—Teenage Fan Club.
—Mal nombre, ¿no? Suenan mejor que el nombre que tienen.
—El nombre no es nada. Fines de los 80. Siguen sacando discos. Glasgow creo. ¿Conocés Glasgow?
—Glasgow no. Pero conozco Liverpool. Deben ser parecidas. Y Blackpool.
—Bueno, todo el mundo debería conocer Blackpool.
—Conocerla sí. Pero volver...
---
—Ayer me di cuenta de que hacía años no escuchaba un saxo. No me gustó nada el saxo. Hacía años que no escuchaba un puto saxo. Ojo, una bandita bastante cool, lindo el arreglito. Pero un saxo barítono, no way.
—Bueno, es obviamente un prejuicio tuyo.
—No, no es un prejuicio mío, es así. Un saxo es horrible en el 95% de los casos.
—Bueno, es obviamente un prejuicio tuyo.
—No, no es un prejuicio mío, es así. Un saxo es horrible en el 95% de los casos.
—Bueno, está bien. Parecería que el saxo, es cierto, ha pasado un poco de moda. Creo que la última vez que escuché un saxo como al que te referís fue en Dire Straits. El solo de saxo, el instrumento en alto, ese carraspeo final, qué horror. Tenés toda la razón. ¿No te parece que todos los saxofonistas tienen tiradores, que siempre llevan tiradores?
—Y un sombrero, algunos tienen un sombrero verde.
—Creo que estás hablando del saxofonista de Peter Gabriel. Ojo, Gabriel no jode tanto con el saxo.
—Y un sombrero, algunos tienen un sombrero verde.
—Creo que estás hablando del saxofonista de Peter Gabriel. Ojo, Gabriel no jode tanto con el saxo.
—¿Un sombrero verde como de tirolés?
—Si me lo decís así, me cuesta imaginarlo, porque sólo puedo ver un tirolés. Le veo las bermudas altas, la medias altas también. ¿Cómo llegás a tirolés?
—Supongo que se nace. Podés llegar a ver muchos saxofonistas así. Debe haber cientos de tiroleses tocando el saxo.
—Cientos no, miles. Creo haber visto uno en la dolche vele... ¿Nunca viste televisión alemana?
—No mucho. Policiales sí. Pero eso que decís, no sé, lo veo más emparentado con la RAI, si me permitís, esas minas, esas coreografías.
—¿Qué me preguntaste recién?
—¿No te parece mal que alguien le cague la vida a otro y sea inocente?
—Si me lo decís así, me cuesta imaginarlo, porque sólo puedo ver un tirolés. Le veo las bermudas altas, la medias altas también. ¿Cómo llegás a tirolés?
—Supongo que se nace. Podés llegar a ver muchos saxofonistas así. Debe haber cientos de tiroleses tocando el saxo.
—Cientos no, miles. Creo haber visto uno en la dolche vele... ¿Nunca viste televisión alemana?
—No mucho. Policiales sí. Pero eso que decís, no sé, lo veo más emparentado con la RAI, si me permitís, esas minas, esas coreografías.
—¿Qué me preguntaste recién?
—¿No te parece mal que alguien le cague la vida a otro y sea inocente?
---
—Depende de lo que querés decir con “inocente”. Además en tu caso. El tuyo es un caso particular.
—Todos los casos son particulares.
—Te partieron la cara. Pero vos no estás seguro de que ellos hayan sido realmente inocentes. ¿No te vieron, ni por un momento? ¿No previeron nunca la situación?
—No. Creo que la magnitud de los dos accidentes los convierte, de acuerdo con tu sugerencia, en homicidas.
—Sí.
—En el primer caso creo que la culpa no fue toda del tipo. Puse la cara a la altura de los pies suyos, que es algo inusual.
—Todas las veredas de la ciudad tienen escaleras con basement. Todo el tiempo está subiendo y bajando gente. Yo diría que la culpa la tuvo el City Hall. No debería estar habilitada una escalera que permite que pongas la cara a la altura de los pies de nadie. Si le hacés un juicio, seguramente lo ganes. ¿No pensaste en eso? Tendrías que haber simulado una caída espectacular y no dejar que te moviera nadie de ahí, hasta que llegara una ambulancia. Si llega la ambulancia y vos seguís en el piso tenés muchas más chances de ganar el juicio, te sobran testigos.
—El más inocente de los dos es el negro. No pudo haberme visto. En el caso del otro, el tipo fue torpe y se hizo tanto daño él como yo.
—Ser torpe no lo exhime de responsabilidad.
—Calculó mal y se tiró a pasar al amigo. Pensó que me iba a ver desde más lejos.
—En algún punto no le importó si venía alguien.
—Le importó, pero calculó mal.
—No le importó lo suficiente. Es culpable.
—Sí, es culpable.
—Todos los casos son particulares.
—Te partieron la cara. Pero vos no estás seguro de que ellos hayan sido realmente inocentes. ¿No te vieron, ni por un momento? ¿No previeron nunca la situación?
—No. Creo que la magnitud de los dos accidentes los convierte, de acuerdo con tu sugerencia, en homicidas.
—Sí.
—En el primer caso creo que la culpa no fue toda del tipo. Puse la cara a la altura de los pies suyos, que es algo inusual.
—Todas las veredas de la ciudad tienen escaleras con basement. Todo el tiempo está subiendo y bajando gente. Yo diría que la culpa la tuvo el City Hall. No debería estar habilitada una escalera que permite que pongas la cara a la altura de los pies de nadie. Si le hacés un juicio, seguramente lo ganes. ¿No pensaste en eso? Tendrías que haber simulado una caída espectacular y no dejar que te moviera nadie de ahí, hasta que llegara una ambulancia. Si llega la ambulancia y vos seguís en el piso tenés muchas más chances de ganar el juicio, te sobran testigos.
—El más inocente de los dos es el negro. No pudo haberme visto. En el caso del otro, el tipo fue torpe y se hizo tanto daño él como yo.
—Ser torpe no lo exhime de responsabilidad.
—Calculó mal y se tiró a pasar al amigo. Pensó que me iba a ver desde más lejos.
—En algún punto no le importó si venía alguien.
—Le importó, pero calculó mal.
—No le importó lo suficiente. Es culpable.
—Sí, es culpable.
---
—Ahora entiendo cuando comparaste la televisión alemana con la RAI. Hay más minas en la RAI.
—Bueno, sí, la televisión alemana es parecida a la RAI. Pero... ¿Viste el canal 47?
—Por suerte no, pero lo conozco.
—Hay un programa los domingos de noche que pasan desde Venezuela donde la gente va a cantar. A decir verdad, en los programas alemanes el público no sale a cantar mucho, pero es el mismo ambiente, la misma onda, entre profesional y aburrida, sobre todo muy barata. Una mezcla de formalidad extrema y culos al aire. Muy formal y muchos culos.
—¿Domingos a qué hora?
—Por suerte no, pero lo conozco.
—Hay un programa los domingos de noche que pasan desde Venezuela donde la gente va a cantar. A decir verdad, en los programas alemanes el público no sale a cantar mucho, pero es el mismo ambiente, la misma onda, entre profesional y aburrida, sobre todo muy barata. Una mezcla de formalidad extrema y culos al aire. Muy formal y muchos culos.
—¿Domingos a qué hora?
—Escuchá. El tipo habla de drogas. De drogas y creación.
—Te dije que no quería hablar de eso.
—Tenés que escuchar. Tenés que escuchar, por favor.
—Te dije que no quería hablar de eso.
—Tenés que escuchar. Tenés que escuchar, por favor.
—“Del que se involucra con las drogas para realizar obra de arte se pueden afirmar dos cosas: que es adicto y que no es artista. Esto nos emparenta, lamentablemente, con la derivación angustiosa con que nos aburren los malos poetas. Incluso la poesía, que se sirve de la libre asociación, debe significar, en algún punto, un esfuerzo racional. Lo que estamos presenciando actualmente, es obvio, es la tendencia que consiste en creer que los pensamientos más abyectos suponen, por sí mismos, una verdad artística...”
—Basta.
—“...que los fracasos amorosos son motivos que no admiten crítica, que la estupidez emocional es garantía de sensibilidad fina. Estamos hartos de repetir, y no nos vamos a cansar de ello, que la elucubración estilística es una enfermedad, que es altamente contagiosa y que contra ella debe velar el crítico, salvaguarda del gusto racional y pilar fundamental de toda disciplina de arte, cualquiera que ella sea, desde la música sinfónica hasta el camafeísmo”.
—¿Terminaste?
—No, sigo después.
—No necesitaba que leyeras eso. Si hubiera querido, lo habría leído yo. Ya sabía que estaba ahí. Lo estaba leyendo antes de que vos llegaras y opté por no leerlo. Es muy importante saber lo que uno NO quiere leer.
—Qué raro...
— En otro momento lo habría leído, pero ahora...
—...
—Bueno, estoy escribeindo una novela
—¿Entonces?
—No quiero que nada me influya, necesito fluir libremente. Necesito escuchar historias a lo sumo, pero no quiero reflexionar sobre nada y menos sobre cómo escribir. Eso podría influir en mi creación de manera nefasta. Me condiciona. Además, para escribir dos palabras juntas, necesito fumar... Pero ya te digo, no quiero hablar de eso. Hay pensamientos que me condicionan la imaginación y éste es uno de ellos.
—Basta.
—“...que los fracasos amorosos son motivos que no admiten crítica, que la estupidez emocional es garantía de sensibilidad fina. Estamos hartos de repetir, y no nos vamos a cansar de ello, que la elucubración estilística es una enfermedad, que es altamente contagiosa y que contra ella debe velar el crítico, salvaguarda del gusto racional y pilar fundamental de toda disciplina de arte, cualquiera que ella sea, desde la música sinfónica hasta el camafeísmo”.
—¿Terminaste?
—No, sigo después.
—No necesitaba que leyeras eso. Si hubiera querido, lo habría leído yo. Ya sabía que estaba ahí. Lo estaba leyendo antes de que vos llegaras y opté por no leerlo. Es muy importante saber lo que uno NO quiere leer.
—Qué raro...
— En otro momento lo habría leído, pero ahora...
—...
—Bueno, estoy escribeindo una novela
—¿Entonces?
—No quiero que nada me influya, necesito fluir libremente. Necesito escuchar historias a lo sumo, pero no quiero reflexionar sobre nada y menos sobre cómo escribir. Eso podría influir en mi creación de manera nefasta. Me condiciona. Además, para escribir dos palabras juntas, necesito fumar... Pero ya te digo, no quiero hablar de eso. Hay pensamientos que me condicionan la imaginación y éste es uno de ellos.
---
—¿No te parece mal que alguien le cague la vida a alguien y sea inocente?
—No entiendo por qué te interesa tanto eso. No importa. Te partiste la cabeza dos veces, ya está, no pasó nada.
—Pero su hubiera pasado algo más grave...
—¿Decís una lesión importante, que hubieras sufrido lesiones con secuelas...?
—Más que eso. Olvidate de la pisicina, olvidate del negro, olvidate de todo lo que te conté.
—¿Te pasó algo, Derby?
—No entiendo por qué te interesa tanto eso. No importa. Te partiste la cabeza dos veces, ya está, no pasó nada.
—Pero su hubiera pasado algo más grave...
—¿Decís una lesión importante, que hubieras sufrido lesiones con secuelas...?
—Más que eso. Olvidate de la pisicina, olvidate del negro, olvidate de todo lo que te conté.
—¿Te pasó algo, Derby?
—Bueno, esto sucedió unos años atrás. Poco antes de venirme, precisamente. Yo venía de una despedida que me hacían. Volvía a mi casa. ¿Te acordás del Pinar?
—Perfectamente. ¿Quién vive ahora?
—Unos amigos de unos amigos.
—Seguí.
—Serían las once de la noche. En realidad no había dormido en toda la noche anterior y había seguido de largo toda la tarde hasta la noche siguiente, serían las once. Ni me acuerdo donde estuve. Entonces venía muy despacio. Todo el camino desde la carretera hasta mi casa estaba tapado de pozos. Iba muy en pedo. Pero te juro que iba exactamente a veinte kilómetros, iba clavando la mirada en el cuentakilómetros, no quería pasarme de esa velocidad. Y di vuelta una esquina. Y la maté, a veinte kilómetros por hora la maté, no sé cómo habrá caído, a lo mejor sobre una piedra...
—¿Murió?
—Sí, fue sin querer. No tuve la culpa. Era imposible verla de noche...
—¿La conocías?
—Linda tipa. Me la crucé en la playa alguna vez.
—¿No hiciste nada?
—No, qué iba a hacer. Ya estaba muerta. No respiraba. No tenía pulso. Llamar una ambulancia era al pedo, a un patrullero ni se me ocurrió.
—¿No hiciste nada?
—La agarré de abajo de los brazos, la arrastré hasta el costado y la puse abajo de un árbol. Era como arrastrar un ciervo. La puse lo mejor que pude, arreglé un poco el pasto alrdedor. Y después me fui.
—¿No hiciste nada más?
—Bueno, ya te digo, ella ya estaba muerta.
—Igual. Tendrías que haber hecho algo.
—¿Qué iba a hacer? Ya estaba muerta.
—Buscar a la familia, buscar la casa...
—Ya estaba muerta.
— ...
—Además, estaba muy en pedo.
—Perfectamente. ¿Quién vive ahora?
—Unos amigos de unos amigos.
—Seguí.
—Serían las once de la noche. En realidad no había dormido en toda la noche anterior y había seguido de largo toda la tarde hasta la noche siguiente, serían las once. Ni me acuerdo donde estuve. Entonces venía muy despacio. Todo el camino desde la carretera hasta mi casa estaba tapado de pozos. Iba muy en pedo. Pero te juro que iba exactamente a veinte kilómetros, iba clavando la mirada en el cuentakilómetros, no quería pasarme de esa velocidad. Y di vuelta una esquina. Y la maté, a veinte kilómetros por hora la maté, no sé cómo habrá caído, a lo mejor sobre una piedra...
—¿Murió?
—Sí, fue sin querer. No tuve la culpa. Era imposible verla de noche...
—¿La conocías?
—Linda tipa. Me la crucé en la playa alguna vez.
—¿No hiciste nada?
—No, qué iba a hacer. Ya estaba muerta. No respiraba. No tenía pulso. Llamar una ambulancia era al pedo, a un patrullero ni se me ocurrió.
—¿No hiciste nada?
—La agarré de abajo de los brazos, la arrastré hasta el costado y la puse abajo de un árbol. Era como arrastrar un ciervo. La puse lo mejor que pude, arreglé un poco el pasto alrdedor. Y después me fui.
—¿No hiciste nada más?
—Bueno, ya te digo, ella ya estaba muerta.
—Igual. Tendrías que haber hecho algo.
—¿Qué iba a hacer? Ya estaba muerta.
—Buscar a la familia, buscar la casa...
—Ya estaba muerta.
— ...
—Además, estaba muy en pedo.
---
—Cuando me desperté al otro día, fui a buscarla y ya no estaba.
—¿No salió en ningún diario, en la tele?
—No sé, al otro día me tomaba el avión para acá. Nunca más supe nada, pero nunca me puedo olvidar. Pienso mucho en esto, a veces no duermo, tengo sueños, tengo remordimientos. Pienso que tenía que haber reaccionado de otra forma. Pero hice todo como algo natural, sólo la llevé hasta ahí. Estaba muy borracho.
—¿No salió en ningún diario, en la tele?
—No sé, al otro día me tomaba el avión para acá. Nunca más supe nada, pero nunca me puedo olvidar. Pienso mucho en esto, a veces no duermo, tengo sueños, tengo remordimientos. Pienso que tenía que haber reaccionado de otra forma. Pero hice todo como algo natural, sólo la llevé hasta ahí. Estaba muy borracho.
--Entonces capaz que no pasó nada... capaz que se levantó y se fue.
--Perdoname que te pregunte, pero... puedo usar tu historia para mi novela?
—Preferiría que no.
—¿Por qué no? Cambio los nombres, los lugares, no te preocupes. Además mi novela transcurre en los ochenta. Nadie se daría cuenta.
—Te pediría que no.
—¿Por qué no?
—Porque sería aprovecharse de la muerte de una persona. La atropellé yo.
—Atropellan a todo el mundo todo el tiempo, lamentablemente. Además capaz que no pasó nada.
—Preferiría que no.
—¿Por qué no? Cambio los nombres, los lugares, no te preocupes. Además mi novela transcurre en los ochenta. Nadie se daría cuenta.
—Te pediría que no.
—¿Por qué no?
—Porque sería aprovecharse de la muerte de una persona. La atropellé yo.
—Atropellan a todo el mundo todo el tiempo, lamentablemente. Además capaz que no pasó nada.
—Bueno, pero te enteraste porque me pasó a mí. Es algo que yo trato de recordar poco. Es algo que me pesa mucho.
—Bueno, mi literatura es algo que considero muy seriamente también. Es más. Realmente me duele lo que te pasó.
—No. Además, siempre hay alguien que relaciona esto con aquello y alguien se va a dar cuenta. Me van a hacer la denuncia, van a llamar a la Interpol, voy a ir en cana por omisión de asistencia.
—Bueno, mi literatura es algo que considero muy seriamente también. Es más. Realmente me duele lo que te pasó.
—No. Además, siempre hay alguien que relaciona esto con aquello y alguien se va a dar cuenta. Me van a hacer la denuncia, van a llamar a la Interpol, voy a ir en cana por omisión de asistencia.
—Bueno, no te olvides de que también soy periodista. Puedo invocar el anonimato de mi fuente. Puedo decir que en realidad usé un testimonio para una investigación en el pasado y que después no lo incluí.
—No.
—No.