Monday, June 6, 2011

escala

Observaba helado el otoño pujante en La Comercial, pensando en los aciertos de la fotografía de la película "Reus", sobre el barrio y casi oyendo crepitar las hojas de los plátanos encendidas , cuando la mirada seductora y monstruosa, me perturbó. Bajé a refugiarme detrás de un árbol de Arenal Grande, -porque si uno abandona el suelo, las fotos se mueven. Y ya parapetado pude tomar algunas con temor.
Habían regresado, si.
Son más ahora y famélicas (casi sin carne).
Las hembras gigantes volvían a regir con sus largas piernas, sobre la vida de los minúsculos ateridos habitantes de Ciudad Celeste. Sólo los árboles las emparejan, dan con la talla, sus ramas firmes y elevadas.
¿Vendrían a restituir el culto a la Diosa Blanca Malparida?
"No hay escape de esas profundidades", me había dicho una vez el grande poeta Yamandú Oblivion, de los pocos que habiendo caído entre sus bragas, vivió unos días para contarlo, antes de morir en bicicleta. "Yo, porque huelo francamente mal" justificaba.
Aunque bien sé que no era eso.
Oblivion podía ser un bocado excesivo aún para hembras gigantes y famélicas, sobre todo si se ponía a recitar.
Cumplido el registro, me dí vuelta y corrí hacia Garibaldi,
buscando alcanzar El Templo, de otra manera terminaría en la soledad furiosa del suburbio (calle Castigo).
Iba a gritarles a todos lo que sucedía, para salvarlos.
Pero no, cuando quieran ver, verán o ya será muy tarde.
Y a mí nadie me avisa nada nunca.

10 comments:

astllr said...

para mí son las cheerleaders de El Aliado

*** said...

Eso es muy posible.

La publicidad toma un rango monumental, ciclopeo, en Arenal Grande y Juan José de Amézaga.
No sé bien que busca.
Porque no hay marca visible. No puede buscar una "identificación" o y el deseo es absurdo con esa escala de mujer.
Creo que el propio exceso de la escala desvía la atención de lo que se quiere vender o promover.
Ni siquiera está claro lo que quiere vender.
A mi me provoca asombro y una sensación como la que deben haber sentido los habitantes de Lilliput, exacto!. Eso es, como una puesta en escena de Gullivera de Manara.

sokon m said...

cuando vi la primer foto pensé que era los Champs-Élysées de Paris; la última vez que pasé por ahí era otoño, llovía y había un despliegue de tarimas con fotografías de modelos desfilando y otra gente que no conozco

me gusta la fálica luz junto a la muchacha en bikini

*** said...

esas minas deben ser rusas, porque hay como 7 entradas de rusia hoy

*** said...

sokón,¿asi que eran verdad las habladurías? Anduvo correteando modelos semidesnudas por los campos eliseos nomás, que fenómeno.

astllr said...

el contraste entre la arboleda y el cartel de shopping mall asusta un poco, no creo que el horror tenga que ver con la modelo sino con la escala, aunque me gusta eso de "escala de mujer" que deberìa ser propiamente "escala de modelo", concepto que podrìa aplicarse para muchas otras cosas.

El uso provinciano de la cartelería pública en mvd no hace más que agregar grotesco a una ciudad desregulada en todo sentido; que exista esa proa abominable en el corazón de ¿Villa Muñoz? es imperdonable pero no llama la atención, porque de última, a quién mierda le importa.

Yo creo que el foco de iodo nos trata de decir algo también, pero sospecho que no tiene que ver ni con la modelo, ni con la escala ni con Villa Muñoz ni con nada conocido. El lenguaje de los focos de iodo deber ser como el de las ballenas, un misterio.

Zeta said...

Las luces de iodo son esas luces amarillas que hay por todos lados ahora?

Me deprimen profundamente. Preferiría faroles a gas.

astllr said...

sí, es cierto que son medio deprimentes, pero las de mercurio eran peores. lamentablemente no tengo recuerdos de la farolería a gas.

lo que me gusta de las luces de iodo es verlas desde los aviones de noche, ver las ciudades de noche, como telarañas luminosas, es más, creo que esa visión es lo único que me gusta de viajar en avión.

*** said...

Es muy raro, porque a dos cuadras está la zona del Mercado agrícola hecha mierda (aunque se han tirado abajo cosas decrépitas) y descampada en un par de manzanas y ahí, una publicidad ultracool, de exitación total de los sentidos y el ambiente. (aunque me han dicho que en nuestra "gran pera" BA, ya estaría pasando esta tendencia)
Yo pensaba, mas allá del ansia del propietario por que se VEA lo que tiene, la falta de tino del publicista (posiblemente algún profesional de la rama diseño-arquitectónica). A lo mejor el tipo le dijo quiero esto y le mostró una foto, no sé. Pero veo algo que va mas allá de la falta de criterio del comerciante, hay un dislate cultural importante.
Pah y la calle Carlos Ma. Ramirez y Grecia, en el Cerro, se ha agravado el espanto, ya le contaré.

Z, a mi me pasa también, son luces sin alma. Hay que volver a los farolitos de la vereda, sin duda.

Zeta said...

qué lindo; luces sin alma... tal cual eso...