Tuesday, June 12, 2012

Cosas que Pasaran


Recuerdo que planté un árbol en la cabeza de una mujer, ella sembró golondrinas en la mía. Ahora vivimos en el sueño feliz de alguien.
Meditando sobre eso, iba caminando y las baldosas abrían sus ojos celestes o ámbar y soltaban sus rubias u oscuras cabelleras, que yo pisaba con ahínco.
Me pareció que una baldosa floja me miraba de una forma particular, con unos labios carnosos, me la traje para casa, sin preguntar nada.
Fuimos felices con ella, tuvimos hijos y viajamos a Praia do Rosa; hasta que se marchó con el azulejista que me arregló el baño. Los nenes crecieron.
Hoy vivo con una canilla que brotó sensualmente del pasamanos del ómnibus, tenemos un jardín de flores bulbosas por el que corremos sin ropas.
Mi amada canilla (canalla gustan llamarla en el barrio y así pueden hacerlo ustedes si mas les apetece) gusta de pintar al óleo y leer poemas desnudos a la luna, yo la fotografío y la desprecio regularmente, así no se irá nunca de mi lado.
Es bien sabido que las canillas no necesitan que se las riegue tanto y que un poco de cariño las hace derramarse en torrentes de amor. -Torrentes de Amor que filmó John Cassavetes e intervino con tino, mucho antes, en un capítulo de la serie "Combate"-. Abrazado (apretado) a mi canilla (o canalla) miro ese capítulo de Combate conectado al canal de agua que pasa frente a nuestro domicilio en Copenhagen y creo ferviente en el Sargento Saunders o en Vic Morrow, -según sea la tonalidad o irregularidad líquida que mece la góndola que nos soporta en paz.
También recitamos los Cantos de Maldoror a los gusanos del jardín bulboso, para que devengan, indefectiblemente, en mariposas o en mujeres largas, vivaces y melancólicas.
Ahora voy a cocinar un puchero criollo a orillitas del canal, para mí torrencial compañera, las chicas del jardín, dos gusanos, la baldosa que volvió y su azulejista (que quizás haya sido mariposa).
Quizás mañana tomemos, felices, un Ferry a Malmö o a Madryn.

Y hablemos de la Infancia que, como dice Gismonti, es recuperar, luego de crecer, la capacidad de asombro, de creer que todo es posible:




Y nuestros amigos serán los que nos animen.




9 comments:

astllr said...

que bien que anda, jk, seguramente esté mucho mejor de lo que crea. Su escritura esta es de un extraño y divertido poder, un curioso trans-surrealismo, una suerte de enajenada autobiografía, una maravilla. La foto también, y a Gismonti lo dejo para otro momento.

*** said...

Gracias. Bonitas palabras.
Una cosa que me da mucha curiosidad, ¿yo estoy mucho mejor de lo creo? (¿de lo que yo puedo creer o crear?) o ¿lo que está mejor de lo que yo creo es efectivamente esta creación?

"tan tin tan tin tantantantatan"

Que sea divertido, era algo que me sucedía cuando lo escribía. Y autobiografía, jeje, cuando lo hacía no me daba mucho cuenta, no asociaba con hechos concretos, pero después ví que era una mixtura de cosas sucedidas, inventadas, y persecutorias y otras más que todavía no me doy cuenta.

Es raro, yo no me daba cuenta de lo que quería escribir, hasta que lo hice,-extrañamente en tuiter.
Eso me da un poco de temor porque pueden salir cosas monstruosas sin que uno se dé cuenta.
Y además no sé que estoy buscando cuando escribo cosas como esta, para donde, para que, en fin.

La fotografía es una muchedumbre de biguaces o cormoranes o algo así, en la barra del arroyo solis chico, La Floresta de un lado, del otro Parque del Plata.

Y yo, esa Infancia de Gismonti, me resulta tan vívida en esos sonidos, me subo a esa melodía y hago el viaje emotivo, totalmente. Estoy comunicado con el tipo.

*** said...

Debo confesar que hay Macedonio, bastante deliberado, aunque no menos espontáneo.

fer said...

Qué bello, jnt.
Saludos,
fer

*** said...

Muchas Gracias!
Fer, tanto tiempo.

Zeta said...

en la cabeza, le plantó el árbol?
ok.

*** said...

si, es el lugar más efectivo, más fértil, más propicio para los árboles y para las mujeres

Zeta said...

ok, usted es el experto. yo pensé que necesitaban humus en la raíz para crecer.

*** said...

Necesitan mas que nada kriño. El humus, como el dinero o la materia orgánica en general, va y viene.