Le vi tan Do

Ahora, justo ahora, que estoy levitando sobre la ciudad, que con los brazos abiertos y un puñal en cada mano me elevo sobre el suelo, sobre las casitas, sobre los edificios de tres pisos, mi cuerpo gira lentamente sobre su eje longitudinal y puedo ver todo, desde el cerro hasta Cuchilla Pereira, el Cerrito rojo de su iglesia, los edificios de Pocitos, del Centro, el Palacio Salvo, la torre de ANTEL, la bahía, el mar (o sea el río), la Isla de Flores. Sigo elevándome y el aire se hace mas fresco, la barba mas crecida.
Mi milagro de levitación, como sucede corrientemente, no llama la atención a persona alguna, todo el mundo esta ocupado parece.
Veo el Parque Batlle, el Estadio, el eje de 18 de julio, y las arterias verdes de árboles. Miro hacia arriba y las nubes de plomo se abren para mí, y siento miedo al viento y me agarro fuerte a los cuchillos. Y al volver a mirar todo es mas diáfano, la ciudad brilla mas, hay mas colores, hay arboles sí, pero -agora me doy cuenta- es uma epifanía, las casas pintadas de colores, inclusive los edificios (como uno que mostraron en la tele en Sofía) distintos pisos y apartamentos, distintos colores. Arroyos límpidos la tajean caprichosamente y Cielos!, hay embarcaciones surcando los arroyos.
Parece que hay mas gente en las calles, y ya no me elevo más, voy parado viajando horizontalmente, hacia donde mis ojos miran, siempre apretando los puñales con ambas manos. Hay mas niños, estoy seguro, -la gente esta cogiendo más se vé- y menos automóviles, voy a los bordes, desde el Cerro viajo hacia el este, describiendo un arco y veo una ciudad que se diluye en el campo, algunas construcciones grandes, fábricas o cosas asi y los cuadros de manzanos o durazneros y lechugas e invernáculos. El suburbio tiene algunos núcleos que lucen a lo lejos como pequeñas poblaciones, pero ya no hay chapas. hay construcciones, casas, apartamentos, calles, veredas y gente. Todavía hay caballos útiles para la ciudad y trenes y barquitos que van del cerro a la ciudad vieja a la ciudad de la costa, a la Paz y Las Piedras y más allá. Sospecho casi hasta la afirmación que han pasado cosas importantes, (confío en mis propias fuerzas e intuiciones), sin embargo me gustaría saber bien que sucede, de acá arriba no entiendo lo que veo. Pero que lindo es mirar así, de lejos. Ahora el cuerpo se me achica, se me salen las botas, se me afloja el pantalón y el calzoncillo. Me reduzco (que vergüenza) hay algo en el aire que me presiona la cabeza, me aprieta, me duele. Ya no aguanto la presión y con los ojos cerrados suelto los puñales, demasiado grandes y pesados para mis manos y empiezo a caer. Mi angustia se sorprende, puedo abrir los ojos, caigo lentamente y las manzanas se hacen mas nítidas, y los trazos verdes de las calles, vuelven a ser árboles y veo a otros cayendo desnudos, como yo. Comienzo a estornudar, debe ser alergia al polen, porque parece primavera. Los árboles me reciben mullidamente doblegando suavemente sus ramas para dejarme en la vereda (y creo que ese confort esa blandura me excitan mucho). Ya estoy parado sobre mis pies descalzos en la vereda rota aún, con mi vecina paseando el perro que me dice: "tan grande y tan pajero m'hijo, a ver si se deja de joder con los cuchillos que va salir alguien lastimado todavía".