Wednesday, November 18, 2009

última entrevista al Niño Santo


Fui engendrado en un encuentro
de dinero e ignorancia.
Lo demás fueron cortinas con flores
y unas paredes celestes.

El guiso era folklore
que me alimentó sin ganas.

Era consultado sin saber hablar
y recibía una devoción parecida al amor.

Entre zanjas y personalidades
mi mano medía una mano.
Curaba y anestesiaba
consolando o matando
a quién más necesitaba.

Dicen que fui justo
pero no me acuerdo.

Un mediodía, antes de una penca
fulminé a un peligroso de un bostezo.
Cayó rodando y rodando aparecieron
unas monedas robadas.

Entonces me identificaron más bien mal
y me dieron más atribuciones
y me permitieron hacer, de todo,
lo que era incapaz.

Atribuí razones y anuncié pronta partida
a confusos puntos cardinales
y me perdí en la bruma matinal
dejando atrás cruces lustradas
y jesucristos sangrantes en la boca.

Pero aún las negras piedras del arroyo
seguían pidiendo mi vulgar consejo
y pude armar un altar con hojas secas
al búho blanco de la noche.

--

foto: templo en Paso Molino

Saturday, November 7, 2009

dos eras de locura colectiva


Después de dominar el ARTE
un niño murió de viejo.

La estética declaró la muerte
a las partes inútiles del cuerpo.

Los locos hablaron de venganzas
de unos elefantes, de ómnibus
purgantes, de unos bebés
cambiados por unas chapas.

¡Cómo pesaba el día!

Alguien quizo responder
a todas las preguntas
con una acción gigante:
rescatar territorios a los hielos.

Cuando Neptuno ya estaba convencido, ay
los polos divorciáronse
en curva, en breve y en cadena
y se terminó la totalidad del freón del mundo.

Bacterias nuevas pusieron huevos luminosos
bajo la dirección del patriotismo y de la ciencia
y bajo los acordes del inofensivo "banjo de la muerte"
comenzaba la Segunda Era
que padeció el mismo defecto de la Primera:
llamar la atención, el autobombo.

Apenas se aventuraron unas comparaciones curiosas
y las verdaderas dimensiones de algunas cosas
(vulgares mollejas ocultaban oro).

Una profecía hablaba de princesas guarras
y de monjas de taberna
y de venganzas ferroviarias
y de la Máquina de Resucitar.

De todo esto sólo ocurrió la mitad
de lo cual se estableció un proverbio:
"a madre joven hijo pigmeo".

Antiguas divas del teatro
reclamaron Persia por teléfono
y todos sus trescientos octillones
de cosas perdidas por el mundo.

--

foto: cerebro fotocopiado ampliado coloreado recortado pegado y recientemente desaparecido en basamento columna fachada biblioteca nacional 18 y Tristán.